Convivir con animales de compañía
Se dice que tener un animal en casa aporta muchos beneficios para sus dueños: los niños aprenden a tener una primera responsabilidad, proporcionan mucha compañía e incluso te pueden ayudar a mantenerte en forma. Pero un animal también da mucho amor sin pedir nada a cambio. Compañeros de asepeyo nos explican su experiencia y nos hablan de sus mascotas.
DIEGO CASCALES GARCÍA
Murcia
“Mi mascota es un perro, un bichón maltés blanco como la nieve. Es la alegría de la casa y una gran compañía. En fin, qué decir de esos pequeños seres vivos que dan todo a cambio de nada. Los animales sin saber hablar ni escribir, describen el amor con letras mayúsculas. Te quieren incondicionalmente, sin prejuicios, sin convencionalismos. A ellos no les importa si eres rico o pobre, si estás gordo o flaco, simplemente te quieren. Saben de tu estado de ánimo, intuyen tus preocupaciones y tienen ese don de saber estar ahí cuando los necesitas, cada uno a su modo según su naturaleza: los falderos subiéndose encima, como el mío, y lamiéndote las manos, el cuello, la cara… y aquellos más grandes o de carácter más defensivo, estando alertas a cualquier alteración en el equilibrio del bienestar del hogar. Ellos no hablan, pero ni falta que les hace, con su mirada te transmiten su tristeza y su alegría, que por otro lado está directamente conectada a la de su amo.
Los animales nos despiertan también un sexto sentido que no se desarrolla en los seres humanos hasta que no los tienes, por no hablar de su valor terapéutico para niños autistas o con dificultades de relación y socialización. Los perros en concreto están sirviendo a la sociedad todos los días, actuando como policías o guiando a ciegos, rescatando personas perdidas o enterradas en nieve o bajo los escombros de algún edificio destruido por terremotos o cualquier otra desgracia natural. Lo dan todo, incluso sus vidas, a cambio de nada. ¿Acaso existe otra forma mejor de definir el amor?”
EVA GÓMEZ HUGUET
Sant Cugat
“Pruna, nuestra gata, es uno de los seres más encantadores que jamás hemos conocido. La adoptamos cuando tendría unos ocho meses, en una clínica veterinaria donde la habían recogido de una colonia de gatos. No llegó a nuestra vida por casualidad; tomamos la decisión de adoptarla después de meditarlo detenidamente durante un tiempo, leer unos cuantos libros sobre su especie y sopesar los pros y los contras de acoger a otro animal en casa. Es una de las mejores decisiones que hemos tomado en nuestra vida: convivir con Pruna nos ha aportado una alegría infinita. Es cariñosa, juguetona, divertida, sociable y charlatana. No hay un mal día que resista más allá de la hora de llegar a casa: su alegría al recibirnos nos contagia y hace que nos centremos en ella. Es cierto que exige mucho cariño y atención, pero nosotros siempre estamos encantados de sucumbir a sus exigencias.
Nuestras experiencias con Pruna y con otros gatos nos han enseñado lo delicados y maravillosos que son estos seres, y el poco o nulo sentido que tienen todas esas ideas preconcebidas que hay sobre ellos: no es cierto que sean independientes y esquivos, más bien todo lo contrario (el de nuestro vecino, sin ir más lejos, viene todos los días a pedir su ración de cariño junto al desayuno y la cena). Por supuesto, aconsejaría a otros que disfrutaran de la experiencia de convivir con un gato. ¡Hay tantos que necesitan un hogar! Pero siempre con pleno conocimiento de la responsabilidad que ello comporta.”
JOSÉ RODRÍGUEZ SORIANO
Sevilla
“En general, me gustan la naturaleza y los animales, pero hace unos años un compañero de trabajo me regaló un canario y desde entonces estoy enganchado a esta afición, la cría de canarios.
Los canarios que tengo en casa son de raza española, aunque hay muchas otras. Les hice un armario con frontal de mosquitera que he colocado en la terraza y así están protegidos del frío y de otras aves rapaces. En el momento en que les da el sol empiezan a cantar, me encanta escucharlos y me gusta ocuparme de ellos, asearlos y darles la comida.
El mes que viene empiezan a criar y es cuando más pendiente estoy de ellos, en cuanto a alimentación y cuidados para que no les falte de nada. Cuando estoy con ellos se me pasa el tiempo volando ya que me entusiasmo escuchándolos y observándolos. A veces por la forma en que pían, sé que algo les pasa o les falta algún tipo de comida. A todo aquel a quien le gusten los pájaros, les recomendaría el canario. Los hay de muchos tipos y colores y su canto te da alegría. Es mucho más agradable que otros ruidos que nos rodean. Escucharlos te hace sentir que tienes la naturaleza cerca de ti.
ROQUE RODRÍGUEZ
Madrid
Mi mascota es un perro labrador de 15 meses, de nombre Chu. Llegó con dos meses a casa. Es muy juguetón y a veces algo trasto (le encanta robar comida de la mesa cuando te descuidas),pero sobre todo destaca por su nobleza y cariño, le encanta estar acompañado de personas y si viene alguien a casa siempre está preparado para saludarle. Lo que más le gusta, como buen labrador, es traerte cosas cuando se las tiras, podría estar todo el día jugando a traerte la pelota. Otra de sus aficiones, y una de las cualidades de los labradores, es rastrear, es un “rastreador” nato.
Chu nos aporta alegría y cariño a raudales, es el claro ejemplo de la nobleza y del amor incondicional. Es un animal que no demanda nunca nada, lo único que quiere es tu compañía y su ración de caricias. Tener un perro cambia tu vida: es difícil explicar el cariño que te aporta, Chu se ha convertido en uno más de la familia. Si tienes un perro es muy difícil que te aburras, siempre tienes algo que hacer con él y no hay cabida a la soledad