Seguir unos buenos hábitos de alimentación es una cuestión clave para la salud. Una dieta saludable confiere un aspecto vigoroso, un físico favorecedor, una piel suave y un pelo brillante. Está más que demostrado que la dieta es crucial para la vida. 

La dieta y la moda tienen en común bastante más de lo que parece. Hay alimentos que son como las prendas de fondo de armario, es decir, son atemporales y elegantes, un básico con el que siempre aciertas.  Hay alimentos que son como un “fondo de despensa”, son saludables y siempre notarás sus beneficios.

Empezamos con la lista de imprescindibles. Los primeros son los hidratos de carbono: arroces, pastas y cereales. Son claves en una dieta sana y equilibrada y, además, se pueden almacenar durante mucho tiempo. Lo ideal es optar por su versión integral, que nos aportará mayor cantidad de fibra.

Otro básico de “fondo de nevera” son las verduras y las frutas.  Aunque son alimentos perecederos, hay muchas formas de conservarlas para que nos duren más. En el caso de las verduras, podemos comprarlas congeladas o, simplemente, meterlas frescas en el congelador porque mantienen todas sus vitaminas y minerales tras la congelación. 

Si hay un alimento que define el concepto de la perfección es la fruta. Puede consumirse fresca, desecada e incluso puede congelarse. Por ejemplo, las moras y los arándanos congelados sirven para desayunos y meriendas durante todo el año. Los frutos secos son ideales porque contienen vitamina E, un fuerte antioxidante que juega un papel esencial en varias e importantes funciones vitales.

Las sardinas, el atún y el pulpo, entre otros alimentos del mar, son ingredientes que pueden conservarse en lata. Su proteína los convierte en alimentos clave para una dieta saludable, pero acumulan altas cantidades de sal. Si el consumo es habitual, conviene pasarlos un poco por el grifo para que pierdan parte de la sal. 

Otro opción de comida de fondo de armario son las legumbres. Son atemporales, porque pueden comerse guisadas en invierno y en deliciosas ensaladas en verano. Las más nutritivas son los garbanzos, las judías, las lentejas, la soja y los guisantes, pero en general todas esconden numerosas propiedades y deben consumirse con regularidad. 

Los huevos son un básico de nuestra despensa. Si queremos que nos duren más, podemos guardarlos en la nevera o conservarlos hervidos y refrigerados. La carne puede congelarse y conservarse entre seis y doce meses, aunque cuanta más grasa tenga, antes deberíamos consumirla. 

Otro alimento de fondo de nevera son los lácteos. Cuando compremos leche, optaremos por la de larga duración. Y en cuanto al queso, si queremos que nos duren más tiempo, mejor decantarnos por los curados.