Barcelona ’92 marcó un punto de inflexión en la historia olímpica. La inauguración fue un alarde de creatividad. Las sensaciones fueron increíbles y la emoción se sintió a flor de piel. La ceremonia de apertura fue un espectáculo de dimensiones hasta entonces nunca vistas, donde brilló la grandeza de Montserrat Caballé y Freddy Mercury y la proeza inigualable de la Fura dels Baus con el espectáculo “Mediterráneo, mar olímpico”, que narraba el viaje de Jasón y los argonautas hasta las columnas de Hércules, que según la mitología clásica eran la puerta al mundo desconocido. La Fura planteó una revolución en estilo de gala de inauguración, que hasta ese momento habían consistido en espectáculos esteticistas y poco arriesgados en lo conceptual.
Además, los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 siguen siendo la mejor participación española hasta la fecha a nivel de logros. Los deportistas españoles se alzaron con un total de 22 medallas, 13 de ellas de oro.
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Fueron también las olimpiadas del Dream Team porque, por primera vez en la historia, el baloncesto profesional podía participar en los juegos. Ver a estrellas de la talla de Michael Jordan o Magic Johnson, junto al atleta Carl Lewis, y los gimnastas Vitaly Scherbo, Krisztina Egerzegi, Hassiba Boumerka o Tatiana Gutsu sobrepasaba lo estrictamente deportivo.
Fueron las olimpiadas de una nueva Barcelona, con infraestructuras que cambiaron su imagen hasta colocarla en el mapa de las ciudades más turísticas del planeta. Fueron también los juegos de Cobi, la rupturista mascota de Javier Mariscal, y del «Amigos para siempre» cantado por Los Manolos en la despedida que, 30 años después, todavía se tararea.
La conmemoración del 30 aniversario, que se celebró en julio de 2022, estuvo marcada por los recuerdos de una cita que cambió el rumbo de la ciudad. Un mapping en la fachada del ayuntamiento, un Cobi rediseñado con gafas y más años y el homenaje a los voluntarios olímpicos fueron algunos de los eventos que se celebraron para rememorar Barcelona ‘92.
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Dentro de Asepeyo encontramos algunos voluntarios que nos han querido transmitir su historia. Hemos hablado con ellos para que nos cuenten sus experiencias: el Dr. Manel Vázquez, director de Traumatología, Jordi Calvo, fisioterapeuta del Hospital de Sant Cugat, la Dra. Yolanda Puentes, del centro asistencial de l’Hospitalet de Llobregat y el Dr. Federico Portabella, antiguo trabajador de Asepeyo, actualmente jubilado.
¿Por qué decidisteis ser voluntarios?
Federico: Me motivó porque siempre he estado muy vinculado a la medicina deportiva. Era médico de la selección española de voleibol y, ya en los pre-olímpicos, estuve colaborando con todo el tema del dopaje.
Manel: En mi caso, me animó a participar el Dr. Portabella. Juntos formábamos parte de un equipo quirúrgico y surgió su invitación para participar como voluntario en las Olimpiadas de 1992.
Jordi: Mi decisión se remonta unos cuantos años antes de la celebración de los JJOO, cuando estaba en clase cursando bachillerato y Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, fue el encargado de anunciar, en francés, la elección final de la ciudad que albergaría esas olimpiadas pronunciando la frase de: «a la ville de… Barcelona». Desde ese momento ya pensé en que podría ayudar o contribuir como ciudadano, sería una oportunidad única e histórica para la ciudad condal. Unos cuantos años más tarde, ya en la universidad, cursando mi último año de carrera, tuve un profesor que era uno de los coordinadores de la policlínica de atletas de la Villa Olímpica y, en una de las clases, nos comentó si podríamos estar interesados en participar como voluntarios.
Yolanda: Me decidí a participar porque el voluntariado es una parte importante de mi vida. Soy voluntaria en distintas situaciones y eventos.
¿En qué consistió tu participación como voluntario?
Manel: Yo estuve como médico en los pabellones olímpicos de la Vall d’Hebron.
Jordi: Yo estuve destinado como fisioterapeuta integrante del Servicio Médico de la Instalación Deportiva de l’Estació del Nord, que albergaba el Tenis de Mesa desde la fase de entrenamientos (precompetición) hasta la fase final de la competición.
Yolanda: Fui jefa de dopaje. Dirigía al equipo que hacía el control dopping post competición.
Federico: Al llegar las olimpiadas, me llamaron para implicarme como director médico de las instalaciones de Vall Hebrón, en las que disputaron las pruebas de pelota vasca y voleibol. Dentro de los dos pabellones conjuntos había dos competiciones a la vez y siempre había mucha colaboración entre la dirección de los pabellones y los demás servicios. Una colaboración total, nos ayudábamos todos en todo lo que podíamos.
Barcelona se convirtió en el foco del mundo, ¿Qué sensación tuviste durante esos días?
Yolanda: Pues es un recuerdo maravilloso, la gente estaba feliz, se palpaba buen ambiente en general, estaba lleno de voluntarios que ayudaban a las personas que venían a Barcelona. Nunca había visto Barcelona así. La ciudad cambió completamente con las reformas, dejando espacios e infraestructuras que seguimos utilizando hoy en día.
Jordi: Las sensaciones fueron muchas y el ambiente que se respiró durante todos los días previos a la inauguración, durante los juegos y al finalizar, fueron indescriptibles. Desde el entusiasmo de la gente, emoción, alegría, etc. haciendo valer la frase que «todo el mundo remaba en la misma dirección» y que cada uno de nosotros aportaba su granito de arena para que todo aquello que se estaba produciendo saliera bien.
Manel: Yo me sentí orgulloso por la respuesta de toda la ciudad hacia el evento. Desde el punto de vista de las infraestructuras (rondas, apertura al mar, construcción de las villas olímpicas, etc.), Barcelona cambió. El funcionamiento de todo el engranaje olímpico para atender la llegada a la ciudad de una multitud de atletas y mucho público fue ejemplar.
Cronica Global
Federico: La verdad, fue una gran satisfacción, yo veía que todo el mundo estaba implicado, toda la ciudad estaba implicada. Todos los voluntarios estaban muy implicados y con una disciplina muy férrea. Nosotros no nos movíamos de aquella zona, pero lo que pudimos vivir o lo que vi fuera, cuando fui a ver alguna cosa, se veía muy bien. Esa fue la clave del éxito.
¿Qué valores creéis que se intentaron transmitir por parte de los voluntarios? ¿Creéis que esos valores siguen vigentes?
Manel: Yo diría que el entusiasmo, altruismo, colaboración, ilusión y compañerismo. Imagino que otro evento similar podría despertar los mismos valores.
Jordi: Un poco los mismos valores que pueden ir de la mano con el voluntariado en general, y que estuvieron presentes en ese espíritu olímpico de BCN 92: compromiso, constancia, honestidad, etc. y yo destacaría entre ellos la solidaridad.
Yolanda: Yo añadiría el respeto, la empatía, la responsabilidad, la voluntad, la compasión, el amor y la gratitud. Siguen vigentes en muchos voluntarios que como yo seguimos ejerciendo el voluntariado.
Federico: Fue un poco el tema de solidaridad que debía existir entre todo el mundo, para colaborar, con desinterés. Eran todos voluntarios, a pesar de sus trabajos. Dejaron sus trabajos y se dedicaron en cuerpo y alma a los juegos. Esto fue un éxito. Fue impresionante el espíritu de colaboración desinteresada por parte de todo el mundo. Seguro que si tuviéramos más eventos así, más gente colaboraría. Hoy en día, puede parecer que a los jóvenes les cuesta más pero, cuando recluté a los voluntarios en 1992, muchos dejaron sus trabajos durante una temporada para poder ayudar en este gran acontecimiento.
¿Habéis vuelto a participar como voluntarios en alguna iniciativa parecida a esta? ¿Os gustaría repetir?
Manel: La verdad es que no he vuelto a participar como voluntario y me gustaría repetir, por vivir un sueño parecido a aquel entonces.
Jordi: Yo igual, me encantaría volver a vivir la experiencia, pero me coge ya, con unos cuantos años más. De todas formas, os he de decir que como los de Juegos Olímpicos de Barcelona ninguno, fueron irrepetibles.
Yolanda: Sí, he participado como voluntaria en varios proyectos.
Federico: Yo después de los juegos, por trabajo, ya no tuve oportunidad. Si hubiera habido alguna cosa más quizá me animaría… pero por edad ya no me cogerían.