nos hacemos mayores

Cada vez es más evidente que la sociedad española está envejeciendo y que lo hace a pasos agigantados. Desde hace unas décadas las cifras preocupan y mucho, ya que a esta tendencia hay que sumarle el descenso más que notable de las tasas de natalidad. Y es que no es una situación que deba tomarse a la ligera, al contrario, porque el envejecimiento de la población tiene repercusiones tanto a nivel económico-social, como laboral y familiar y lejos de mejorar, irá en aumento con el paso de los años.  Según las previsiones del Instituto Nacional de Estadística en 2030 el 25% de los españoles tendrá más de 65 años y en 2050 llegará al 35%. España será entonces el segundo país más envejecido del mundo, por detrás de Japón. De hecho, por primera vez en la historia en la mayoría de países del mundo la esperanza de vida supera los 60 años y ya no solo eso, sino que en países desarrollados como España no solo aumenta la esperanza de vida, sino que lo hace con una calidad de vida más que notable.

La crisis del Covid

El saldo vegetativo negativo que vive España desde 2015, – con cada vez más muertes y menos nacimientos- se ha visto avivado por la terrible crisis del Covid que infló el número de muertes en tan solo un año (492.930 personas en 2020 según datos del INE) como no lo había hecho desde la década de los 40.  A este número tan elevado de pérdidas humanas que se produjo el año pasado hay que sumarle otro dato destacable:  la bajada drástica de cifras de nacimientos. Y es que a la inestabilidad laboral y económica que la sociedad española arrastra desde hace años se le añade ahora la incertidumbre social y la crisis sanitaria que no ayuda a que las mujeres se animen a tener hijos.  Así pues, es evidente que la tendencia repercutirá directamente en el sistema de pensiones ya que llegará un punto en que habrá todavía más pensionistas y la población activa no podrá hacer frente a ese gasto y en la sanidad, ya que cada vez tendrá que reforzar a las necesidades propias de las personas de más edad.

Según se desprende del Informe mundial sobre el envejecimiento de la Organización Mundial de la Salud, se necesita con urgencia una acción pública integral con respecto al envejecimiento de la población. Para ello según cita dicho informe serán necesarios cambios fundamentales, no solo en lo que hacemos, sino en la forma misma en que concebimos el envejecimiento. Será preciso acercar los sistemas de salud del modelo curativo a la prestación de cuidados integrales, centrados en las personas mayores, así como crear sistemas integrales de atención a largo plazo. El informe también plantea que habrá que basarse en mejores formas de medir y vigilar la salud y el funcionamiento de las poblaciones de edad. Probablemente estas medidas sean una buena inversión en el futuro de la sociedad. Un futuro que otorgue a las personas mayores la libertad de vivir una vida que las generaciones anteriores nunca podrían haber imaginado.