El niño que jugaba solo, una historia que atrapa desde el primer momento

Alberto Grima Serrano es cardiólogo en el centro Asepeyo Valencia – Cid y ha dedicado casi cuatro décadas de su vida a la medicina. Pero junto a esta vocación, le ha acompañado también la de escritor, que ha sacado a la luz en su madurez y ya no ha podido detener. El niño que jugaba solo es su primera novela publicada, aunque ha escrito también otras dos.

¿De dónde te viene la pasión por la literatura?
Desde la adolescencia me ha encantado la literatura y también la pintura, aunque al final me decanté por la medicina. Esta es una profesión que te engulle, tienes que dedicarte al 100%, así que ambas pasiones, la de escribir y la de pintar, quedaron aparcadas durante mucho tiempo.

¿Qué te motivó a empezar a escribir?
Hace cinco años tuve un absurdo pero grave accidente doméstico que me obligó a estar dos meses en cama sin poder moverme. Un día le pedí a mi mujer que me trajera el ordenador. Yo ya había barruntado en mi sesera algunos guiones sobre novelas, así que me puse a escribir y hasta hoy no he parado. De hecho, esta es la primera novela que publico, pero tengo otras dos.

Portada "El niño que jugaba solo"

¿De dónde nace la idea del libro El niño que jugaba solo?
La historia viene de todo aquello que yo había oído comentar en mi casa sobre la Guerra Civil, esas historias que la gente mayor siempre cuenta. A partir de ahí, nació la idea y poco a poco fue surgiendo la novela. Es la historia de un chico cuyo padre es militar del Ejército Español. Poco antes de morir, le revela a su hijo a qué se dedicó durante la contienda militar. Le deja un legado envenenado y unas instrucciones que debe cumplir. El chico se queda solo en la vida y se va enfrentando a decisiones y obstáculos que le van surgiendo por el camino.

¿Cómo definirías esta novela?
Es una novela de intriga, porque hay una banda de fanáticos de ultraderecha que va detrás de esa herencia que recibe del padre. Pero también es una historia de amor entre dos jóvenes que llevan consigo los estigmas de una guerra civil. La historia está situada en la época de la Transición. El protagonista se enamora de una chica, pero los dos pertenecen a mundos muy diferentes y pueden más los rencores y el odio que el amor entre ellos. La ilusión de él es ser periodista y eso le lleva hasta Madrid, donde se hace famoso… y ahí surgen otras muchas cosas. Mi estilo es intimista, pero con una narrativa muy sencilla. Todos los lectores coinciden en que es muy fácil de leer y que atrapa desde el primer momento.

La novela se sitúa en Valencia durante los primeros años de democracia, ¿cómo es esa Valencia que reflejas en el libro?
Es una ciudad que justo despertaba, con alegría pero también con mucho pasado detrás, una sociedad que estaba viviendo una situación ambiciosa e ilusionante pero también muchas incógnitas. Yo creo que lo que más marca a las personas es la familia, y quienes tenemos cierta edad hemos escuchado todas esas historias relacionadas con la guerra. Cuando éramos niños, todos teníamos dentro de nuestras casas un pequeño cuartel.

Te has dedicado a la medicina durante 38 años, ¿hay alguna relación entre ser médico y ser escritor?
Los médicos han escrito desde tiempo inmemorial. Ya en la época griega hay escritos donde se decía que recitar poesía curaba las llagas y las úlceras. Chejov, un escritor ruso que también era médico, dijo una vez que él estaba casado con la medicina y la literatura era su amante. Arthur Conan Doyle, autor de Sherlock Holmes, era oculista, aunque poca gente lo sepa… Y aquí en España tenemos muchos ejemplos: Ramón y Cajal, Marañón, Pío Baroja…

¿Y por qué crees que hay tantos médicos escritores?
Yo creo que es porque somos unos espectadores de excepción de la vida y la muerte. Vemos todas las miserias humanas pero también las grandezas de los corazones. El juramento hipocrático nos prohíbe hablar de las cosas que ocurren dentro de la consulta y quizá la literatura es una oportunidad para narrar estas historias secretas. Por otro lado, y creo que es lo más importante, porque la medicina es humanismo, exalta el género humano.

Aunque es una profesión que deja poco tiempo libre… ¿de dónde lo sacas?
Estoy a un año vista de mi jubilación y además de escribir tengo cerca de 60 cuadros pintados… No me gusta la tele, así que ¡siempre estoy haciendo cosas!

Además de El niño que jugaba solo nos has contado que tienes otros dos libros, El médico y la vidente, y El Van Gogh oculto. ¿Vas a publicarlos?
¡Eso espero! Estoy muy ilusionado con mi tercer libro, El Van Gogh oculto. La novela se basa en un hecho real, un cuadro del famoso pintor que se vendió por el precio más caro hasta la fecha y que poco después desapareció, sin que a día de hoy se sepa dónde está. El libro cuenta la historia de dos jubilados que se encuentran, se enamoran y se lanzan a un viaje por Europa para buscar el cuadro. Me encantaría que El niño que jugaba solo tuviese buenas ventas porque eso me permitiría editar este otro.

¿Dónde podemos encontrar El niño que jugaba solo?
La editorial es Sar Alejandría y el libro está en muchas librerías, en El Corte Inglés, en La Casa del Libro… También se puede encargar por teléfono, al 964 035 582, y te envían el libro a casa.