Seguro que alguna vez has oído el refrán “la primavera, la sangre altera”. Cuando llega esta época del año, muchas personas experimentan importantes cambios de ánimo: desde cansancio, irritabilidad, falta de motivación y concentración hasta euforia, alegría y positividad.
¿A qué se deben estos cambios en nuestra actitud? Principalmente, a los cambios ambientales. Disfrutamos de más horas de luz diurna y también de una subida de las temperaturas. Estos dos factores afectan a la química que hay en nuestro organismo: las hormonas.
La astenia primaveral es el nombre por el que se conoce al trastorno adaptativo que se produce al inicio de la estación y que implica una serie de emociones negativas, como la tristeza o la ansiedad. Con el cambio horario que se realiza en marzo y la modificación de las rutinas diarias propiciada por los días más largos, se producen determinadas alteraciones hormonales que, en consecuencia, alteran nuestros ritmos biológicos. Por ejemplo, podemos segregar menos melatonina, la hormona que regula el sueño, por lo que dormimos peor y estamos más cansados.
En las primeras semanas de la primavera puede costarnos más conciliar el sueño porque segregamos menos melatonina
La buena noticia es que, pasadas una o dos semanas (en función de la persona), los síntomas de la astenia desaparecen por sí solos. No obstante, para acelerar este proceso adaptativo, es recomendable dormir ocho horas al día, llevar una dieta rica en cereales y verduras, reducir el consumo de azúcar y realizar ejercicio físico de forma regular.
LA LLEGADA DE LA FELICIDAD
La euforia primaveral es el estado contrario a la astenia: como su nombre indica, en general nos sentimos más eufóricos y con más ganas de salir y disfrutar del buen tiempo.
La melatonina, encargada de regular el reloj interno o ritmo circadiano, se modula por la cantidad de luz que recibe una persona. Esta hormona, que, como hemos visto, puede afectar nuestro sueño y provocar que estemos más cansados, es también la responsable de estimular todas las demás hormonas que hay en el cuerpo. Así que, una vez superada la astenia, una mayor segregación de melatonina producirá una mejora en el estado de ánimo general.
Este aumento de la melotonina, sumado a los cambios ambientales, favorece la liberación de hormonas relacionadas con la felicidad, el bienestar y la atracción sexual, como la oxitocina (hormona del amor), la dopamina (hormona del placer y la motivación), la serotonina (estado de ánimo), la noradrenalina (alivio del estrés) o las feromonas (las hormonas de la atracción). También sintetizamos mejora la vitamina D, que algunos estudios científicos han relacionado con un aumento del deseo sexual.
En primavera segregamos más hormonas relacionadas con la felicidad, el bienestar y la atracción sexual
Además del factor químico, el factor social también influye en nuestra alegría. Al hacer más calor y tener más horas de luz, pasamos más tiempo fuera de casa. Estamos más abiertos a la comunicación y nos sentimos más activos y con más energía. Estas emociones y ganas de relacionarnos hacen también que nuestra autoestima mejore, tengamos más seguridad en nosotros mismos y resultemos más atractivos para los demás. Nuestro cuerpo está también más expuesto, al llevar ropa más ligera, lo que aumenta nuestra libido y nuestra sensualidad.
Es momento de aprovechar toda esta energía positiva para poner en marcha proyectos importantes, ya que estaremos más abiertos al cambio y los encararemos con mayor positividad.