¿Por qué te decidiste a participar en La Voz de Asepeyo?
Cuando lo vi en la intranet me pareció una incitativa muy buena y me llamó mucho la atención, pero no di el paso de apuntarme hasta que mis compañeros del centro, y de otros centros, empezaron a animarme para que lo hiciese. Me decían todos que La Voz de Asepeyo podía ser yo, y aquí estamos.

¿Qué les dirías a otros compañeros que no se han animado a participar?
Pues que estas iniciativas están muy bien para ayudar a perder los miedos, porque son vídeos solo para dentro de la empresa. Y, aunque somos muchos, Asepeyo es una gran familia que nos apoya en lo que hacemos. Además, qué mejor que pasar una Navidad viéndonos las caras, aunque sea de lejos. Y mejor aún, cantando.

Aprovecho para dar las gracias a todas las personas implicadas en sacar adelante estos pequeños proyectos, que de una manera u otra nos unen más a todos.

En el vídeo de tu cásting te acompañan tus perritas. ¿Tocas habitualmente en público o solo actúas para ellas, la familia y  los amigos?
Durante los dos últimos años he tocado en salas de conciertos como cantautora y he participado en varios recitales de poesía. He dado pequeños conciertos con mis propias canciones. No obstante, mi pánico escénico no me ha permitido crecer en este ámbito, y es algo que hago muy de vez en cuando. Mientras tanto, mis perritas son mis mayores fans.

Además de cantar tocas la guitarra… ¿Qué fue primero, la guitarra o el canto?
La verdad, no sabría qué decirte. Cuando era pequeña mi madre me apuntó a clases de guitarra y solfeo pero a esa edad no terminó de calar en mí y lo abandoné.

A los 15 años, gracias a mi grupo de amigas, redescubrí mi amor por la guitarra. De forma autodidacta fui avanzando hasta hoy en día. Cantar siempre me ha acompañado y, al unir ambas cosas, se hizo la magia. Me encanta escribir y componer mis propias canciones bajo el nombre de La chica del quinto.