“Yo creo que el ser humano es capaz de llevar a cabo los actos más ruines, pero también los más bellos y maravillosos”

Todo lo que no tendremos, la última novela de Iván Baeza, no es una novela negra al uso, es una novela de época y de amor, de amor más allá de la muerte, de la muerte y la vida. Baeza, enfermero de Asepeyo, se revela con esta obra en un formidable muñidor de historias en las que se retrata con buena mano las glorias y miserias del ser humano. No cabe duda de que hay que seguirle la pista…

¿Cuál es su percepción de su evolución personal como escritor desde su primera novela Y la tierra se movió bajo ellos?

Con Todo lo que no tendremos he dado un salto importante como escritor. Creo que ganar el Premio Playa de Ákaba, concedido por la editorial de los escritores Lorenzo Silva y Noemí Trujillo, con mi primera novela me transmitió mucha confianza y la fuerza necesaria para afrontar el reto de embarcarme en una gran novela. Por fin, después de tantos años, me sentía escritor de verdad y creo que eso se nota en la nueva obra. No tuve miedo de comenzar una novela más compleja con mayor número de personajes y tramas que se van mezclando hasta convertirse en una sola llena de intriga y pasión.

¿Cómo fue la gestación de esta obra, Todo lo que no tendremos? ¿De qué manera se puede sacar adelante una novela de 620 páginas con un trabajo tan exigente como el suyo?

Las novelas se forman poco a poco en mi cabeza a partir de distintas historias que se van uniendo hasta comenzar a tener cuerpo y consistencia. En el caso de esta novela todo comenzó con una historia que me contaba mi padre de pequeño. Esta consistía en cómo la familia de su abuela Julia se había dado cuenta de que ella tenía gracia, un don especial en las manos con el cual podía sanar, además de transmitir una gran tranquilidad a los animales hasta el punto de hacer que los de menor tamaño se quedaran dormidos o entraran en un trance parecido a la muerte. Cuando mi bisabuela Julia no tenía más de dos o tres años apareció con una serpiente muerta en las manos, cuando su hermano mayor se la quitó, y esta perdió el contacto de la piel de la pequeña, salió del trance y mordió al niño. Así fue como empezaron a observarla y se dieron cuenta de que tenía gracia. Yo utilicé esta escena modificada para el inicio de mi novela. Me parecía muy evocadora, cargada de magia y sensibilidad. Me entusiasmó la idea de que Agnes, una de las protagonistas, tuviera este don.

Para poder hacer frente a una novela de envergadura tienes que ver el escribir como un trabajo, que es lo que yo hago. Todos los días, cuando llego del hospital, me siento delante del ordenador un mínimo de dos a tres horas. Unos días escribes más, otros menos, otros nada, pero hay que ponerse. La inspiración solo llega si estás trabajando.

¿Qué pueden esperar de la novela los lectores que ya te conocen? ¿Y los que te descubren con esta obra?

Los que ya me conocen volverán a encontrarse con mi forma de escribir que intento que sea ágil, muy visual y con cierta carga poética. Trato de ofrecer al lector imágenes cargadas de emoción, belleza e intriga. Tanto los nuevos lectores como los que ya me conocen se sumergirán en una época convulsa donde tiene cabida el amor, la amistad, un don extraordinario, la envidia, el odio y unos asesinatos en serie que pondrán bajo sospecha a un pueblo entero.

La obra comienza en 1930, aunque  los hechos más turbios se producen en 1936. Si hay una época capaz de producir historias intensas es esa…

En un primer momento no tenía muy claro en qué espacio temporal quería encuadrar la novela. Me parecía que cualquiera le podía ir bien ya que es una historia de intriga pero que habla de sentimientos y emociones universales que se pueden extrapolar a cualquier época. Pero al comenzar a organizar la novela antes de escribirla, me di cuenta de que para que la escena final fuera más creíble, y lo que sucede en ella pasara desapercibido para la Guardia Civil, era necesario que se produjera al mismo tiempo que algún acontecimiento terrible y de gran alcance, y se me ocurrió que el día que estalló la Guerra Civil Española era una buena opción. Después, cuando comencé a escribirla me di cuenta de que esta elección fue un acierto pues el marco temporal me permitía ahondar en elementos que eran importantes para la novela como la relación entre criadas y señoras, y la lucha entre clases sociales.

Le gusta ahondar en los vericuetos de nuestra naturaleza humana ¿Le gusta lo que ha encontrado?

Yo creo que el ser humano es capaz de llevar a cabo los actos más ruines, pero también los más bellos y maravillosos. Actualmente, con la crisis del coronavirus, hemos podido ver como hay individuos que anteponen sus intereses individuales o colectivos a los generales, no importándoles jugar con la salud de los demás, pero también hemos comprobado la generosidad y la capacidad de la gente para ayudarse los unos a los otros.

El ser humano camina en el alambre entre el bien y el mal. ¿Qué nos hace dar un paso hacia el mal?

Muchas veces es la envidia y los celos, tema que quería tratar en la novela. Otras simplemente es el egoísmo, la necesidad de querer por encima de todo lo mejor para nosotros mismos o para la gente que amamos, cueste lo que cueste, aunque haya que pisar a otras personas para lograrlo. Los personajes de mi novela están en una lucha continua por conseguir la felicidad o aquello que piensan que les hará felices. Todos tendrán que renunciar a muchas cosas, de ahí el título Todo lo que no tendremos, algunos lo aceptarán y buscarán la felicidad en sus nuevas circunstancias pero otros no lo harán y seguirán luchando por aquello que quieren conseguir hasta el final, sin importarles las consecuencias a las que deberán enfrentarse.

Hay colegas suyos que estiman que el mal es una fuerza generadora de historias más poderosa que la bondad ¿Son unos pesimistas?

En todas las novelas hay una mezcla de bondad y maldad. La vida es así, a todos nos suceden cosas malas y estas crean historias, nuestras historias personales, y lo mismo ocurre con las cosas buenas. Son los momentos de mayor tristeza y los de mayor felicidad los que nos tocan de forma más profunda, los que más recordamos a lo largo de nuestros días. Al final, una novela es un puñado de momentos importantes de una vida o vidas ajenas contados de una forma interesante. Además el lector, a parte de querer una buena historia, necesita sentirse identificado con ciertos aspectos de la misma. Aunque escribas una obra de ficción es imprescindible que los personajes, sus acciones y reacciones sean lo más reales posibles, si no la novela no funcionará. La vida misma es la fuerza generadora de historias más poderosa.

No solo se mueve en las aguas de la novela, también tiene obra poética (y aprovecha redes como Instagram para darle cauce…) ¿Qué le pide su espíritu creativo… más novelas o más poesía? ¿Se puede gobernar ese impulso?

Ahora estoy escribiendo novela, es donde me siento más cómodo, aunque haya momentos en los que prefiera la poesía. La verdad es que mi prosa tiene cierta carga poética, y eso hace que para mí la novela y la poesía no dejen de tener un fuerte vínculo. En una historia busco que sea interesante, que esté cargada de intriga y pasión y escrita de una forma bonita (ninguno de estos elementos excluye a los demás). Creo que esa es la fórmula mágica, al menos ese tipo de historia es el que yo más disfruto leyendo y el que siempre trato de escribir. 

Cada escritor y poeta es un mundo. Yo, en mi caso, sí que decido lo que voy a escribir en cada momento. Si estoy centrado en una novela solo escribo eso, y si por algún encargo tengo que escribir poesía, paro la novela y me centro en los poemas, no puedo hacer las dos cosas a la vez. Por decirlo de algún modo, soy yo el que busco ese impulso que me lleva a escribir una cosa u otra. Son dos tipos de trabajos muy distintos y necesito sumergirme por completo en el que esté haciendo.

¿Su ocupación como enfermero le da una perspectiva especial del ser humano? ¿Qué ha aprendido de las personas cuando se mueven en la adversidad?

El contacto cercano con el miedo, el dolor y la muerte te hace ver la vida de una forma especial y plantearte muchas cosas, sobre todo las más importantes. Creo que mi profesión de enfermero me lleva siempre a querer hablar de estas cosas. Todo lo que no tendremos contiene diversas tramas evocadoras, de amor, que se mezclan con extraños asesinatos en serie. Pero no es una novela negra al uso, es una novela de época y de amor, de amor más allá de la muerte, de la muerte y la vida.

Las personas, cuando se mueven en la adversidad, sacan lo mejor de ellas mismas. Es algo en lo que ahora más que nunca deberíamos confiar.