“En estos 40 años me lo he pasado fenomenal”

En 1975, Carme Gomà entró a trabajar por primera vez en Asepeyo, en el recién estrenado centro asistencial de Cervera, Lleida. Poco después se trasladó a Martorell, donde ha dedicado toda una vida a cuidar y atender a los pacientes. En estos 40 años conoció a quien sería su marido, un médico traumatólogo del mismo centro, y tuvo dos hijos, que han heredado la vocación sanitaria de sus padres. Siempre con un espíritu optimista y de servicio, Carme nos cuenta cómo han sido estas cuatro décadas de profesión, lo que ha aprendido, la otra familia que ha creado dentro de la Mutua y, sobre todo, lo mucho que se ha reído con sus compañeros.

¿Por qué te hiciste enfermera?
Desde siempre tuve claro que mi vocación estaba en la rama de la salud porque todo lo relacionado con cuidar a las personas me gustaba, así que yo quería estudiar medicina o enfermería. Mi familia es de un pueblecito muy pequeño de Lleida, El Canós, y en aquella época a mis padres la idea de estudiar medicina les parecía demasiado para una mujer. Además, éramos tres hermanos, así que dijeron “con enfermería ya tienes bastante”.

¿Y cómo llegaste a Asepeyo?
Estudié en la Escuela de Enfermería del hospital de Igualada, y fue una experiencia fantástica. Cuando terminé, me fui de viaje y, mientras tanto, vinieron a casa de mis padres unos señores de Cervera que querían abrir un centro Asepeyo y habían oído que en El Canós había una enfermera. En principio, mi plan era irme a Barcelona, pero me lo pusieron tan en bandeja que acepté. En aquel momento no tenía ni transporte, así que hasta que no me saqué el carné de conducir, me venían a buscar con ambulancia cada día a El Canós para llevarme hasta Cervera, que está a unos 5 kilómetros.

Y luego te fuiste a Martorell, ¿cómo recuerdas los inicios del centro?
Estuve en Cervera un par de años y luego pedí el traslado a Barcelona. Me dieron plaza en Martorell e inauguramos el centro en 1978. Durante la primera semana solo atendimos a una persona, algo impensable en la actualidad. Con el paso de los días eso cambió y aumentó el volumen de pacientes pero, durante los primeros años de vida, lo que más destacaría era el ambiente familiar que creamos entre todos, personal y pacientes.

¿Qué es lo que más te gusta de ser enfermera?
Al final acerté la carrera porque la profesión me encanta, he disfrutado mucho. A nivel profesional me he sentido realizada. He tenido contacto muy directo con los pacientes y para mí, poder ayudar a una persona en un momento de dolor o preocupación, supone una satisfacción muy grande a nivel profesional. He trabajado con mucha gente y he tenido la suerte de estar con unos profesionales con los que nunca tuve problemas, me dejaban hacer lo que yo consideraba, siempre siguiendo las instrucciones médicas, claro.

40 años dan para muchas experiencias y muchos recuerdos, ¿qué te llevas de todo este tiempo?
A nivel personal, los compañeros. He disfrutado mucho porque he conocido a mucha gente y he hecho muchas amistades. En el libro de la vida que cada uno va escribiendo, yo he tenido capítulos buenos y algunos complicados, pero siempre me he sentido apoyada y querida. Además, Asepeyo me dio la oportunidad de conocer al hombre de mi vida, de quien me enamoré locamente, y de formar una familia. En el libro también estaba ese capítulo y si no llego a estar en Asepeyo ¡no nos habríamos conocido!

Así que de alguna forma Asepeyo ha estado siempre unido a tu vida…
¡Claro! Viví el nacimiento de mis dos hijos estando en Asepeyo y he podido trabajar con un horario razonable que me permitía estar con ellos. También he vivido momentos muy críticos y muy duros. Asepeyo me dio el tiempo que necesité para ayudar a mi familia, así que eso lo tengo guardado en mayúsculas.

¿Recuerdas algún momento especialmente divertido?
Tengo muchos, pero algo que tengo muy vivo es el rato del desayuno. Teníamos unos 20 minutos para comer algo y era un momento en el que nos explicábamos un poco la vida. Teníamos lo que llamábamos jurado popular, y si alguien tenía un problema, venía y nos decía “¡hoy tenemos que hacer jurado popular!”. Entonces, en la hora del desayuno, nos explicaba al resto lo que le había pasado para que le diésemos nuestra opinión, nuestro consejo. No siempre lo hacíamos, pero era algo que esperábamos porque nos gustaba. Yo digo que era la mejor consulta psicológica del Baix Llobregat.

Y a nivel profesional, ¿qué te llevas?
He podido atender a los pacientes con éxito y siempre desde el cariño. Asepeyo ha ido mejorando continuamente y la verdad es que eso nos ha permitido proporcionar la mejor atención al paciente. Puedo decir que me he sentido bien con mi trabajo durante estos años.

Ahora empieza un nuevo capítulo de tu vida, ¿qué quieres hacer?
Aún me siento muy rara y tengo un poco de nostalgia, porque ya era como mi casa. Pero me gusta mucho disfrutar de la vida y de las pequeñas cosas, así que me adaptaré. Mis hijos me han regalado un portátil para que me ponga a aprender informática, que es mi asignatura pendiente. Sabía utilizar el programa de Enfermería pero no me pidas más… ¡Así que ahora ya no tengo excusa!

¿Qué te gustaría decirles a tus compañeros?
Que valoren mucho lo que tienen porque creo que somos gente afortunada. Yo he podido desarrollar mi profesión, que me ha dado mucho. Pensamos demasiado en lo que no tenemos, pero el tiempo pasa muy rápido y, soñando con lo que podrías tener, no disfrutas. Así que yo les diría que valoren y que disfruten.