EL PRINCIPAL OBJETIVO DE LA VACUNACIÓN ES PREVENIR EL COVID-19 Y DISMINUIR SU GRAVEDAD Y MORTALIDAD, PROTEGIENDO ESPECIALMENTE A AQUELLOS GRUPOS MÁS VULNERABLES.

Cuantas más personas se vayan inmunizando, menor probabilidad habrá de que el resto se expongan al virus o, al menos, a altas cargas víricas.

Hasta que una parte importante de la población esté vacunada es vital que todos, vacunados como no vacunados, sigamos manteniendo las medidas de prevención.

Vacunarse es un acto solidario y de autocuidado

Si bien la vacuna contra la COVID-19 te protege de enfermar gravemente y morir, aún no sabemos hasta qué punto evita que te infectes y transmitas el virus a otras personas. Para ayudar a mantener a los demás a salvo, continúa respetando la distancia mínima interpersonal de seguridad de 2 metros, lávate las manos con frecuencia y usa una mascarilla, especialmente en espacios cerrados, concurridos o mal ventilados. Sigue siempre las instrucciones y recomendaciones preventivas de la autoridad sanitaria.

Por todo esto,  es muy importante conocer el porcentaje de personal inmunizado en Asepeyo así que te recomendamos que informes, al personal sanitario de tu centro asistencial, de las fechas exactas de administración de las correspondientes dosis así como el modelo de vacuna recibida.

¿Quieres saber cómo funciona la vacuna?

Cuando se administra una vacuna, el organismo genera defensas conocidas como anticuerpos.

Los anticuerpos reconocen las sustancias que no son propias del organismo ( antígenos), se unen a ellas y las neutralizan.

Las vacunas disponibles frente al COVID19  hacen que nuestras defensas actúen contra una proteína del virus llamada proteína S, clave para que éste se una a la célula humana.

La proteína S encaja en la enzima ACE2 de la célula humana como una ‘llave en una cerradura’, abriendo así una vía de entrada al virus que causa el COVID-19.

Nuestro sistema inmune reconoce que esta proteína no debería estar en nuestro cuerpo y produce anticuerpos y linfocitos T:

Los anticuerpos neutralizantes se unen a las proteínas S del virus impidiéndole continuar su camino y los linfocitos T contribuyen a la memoria inmune. Si la persona vacunada se infecta más adelante, los linfocitos T de memoria reconocerán la proteína S del virus y lo destruirán.

Las vacunas contra la COVID-19 protegen contra la enfermedad porque inducen inmunidad contra el virus, es decir, reducen el riesgo de que éste cause síntomas y tenga consecuencias para la salud. La inmunidad, que lucha contra este virus en caso de infección también reduce la probabilidad de contagio a otras personas y, por tanto, ayuda a proteger al resto y sobre todo a los grupos más vulnerables (ancianos, enfermos crónicos, profesionales de la salud).

La vacuna contra la COVID-19 no causa la obtención de un resultado positivo en el análisis de antígenos ni en la PCR para la COVID-19. Ello se debe a que con las pruebas se verifica la presencia de enfermedad activa, no si la persona es inmune o no. Sin embargo, debido a que la vacuna contra la COVID-19 genera una respuesta inmunitaria, es posible que la prueba sea positiva si se trata de una prueba de anticuerpos (serología), en la que se mide la inmunidad contra la COVID-19.

Por todo esto,  es muy importante conocer el porcentaje de personal inmunizado en Asepeyo así que, si te has vacunado y aún no has informado, recuerda informar al  personal sanitario de tu centro para su registro en Chamán o al área sanitaria del SPP (spp_a.sanitaria_at_personal@asepeyo.es) de las fechas exactas de administración de las correspondientes dosis así como el modelo de vacuna recibida.

Puedes encontrar más información sobre la vacuna frente a la Covid-19 en la página del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social  https://www.vacunacovid.gob.es/.