La calidad de la atención, según la Organización Mundial de la Salud, es el grado en que los servicios de salud para las personas y las poblaciones aumentan la probabilidad de resultados de salud deseados. Para ello, los servicios de salud deben sustentarse en profesionales competentes que desarrollen sus acciones basadas en la evidencia científica.

La atención sanitaria de calidad debe cumplir tres premisas básicas: 

  • Ser eficaz
  • Ser segura  
  • Estar centrada en las personas, adaptando la atención a sus necesidades, preferencias y valores.

Por tanto, la seguridad del paciente constituye un elemento fundamental para garantizar la calidad de la atención sanitaria, evitando el daño a las personas atendidas en los servicios de salud.

Para alcanzar la eficacia deseada, los servicios de salud también deben ser oportunos, en tanto se reduzcan los tiempos de espera y retrasos, equitativos en todos los aspectos de género, etnia, localización o situación socioeconómica, integrados, favoreciendo la atención completa a lo largo de la vida y por último, eficientes, utilizando adecuadamente los recursos disponibles.

Es por ello que, en el marco del Plan de acción Global de Seguridad del paciente para el periodo 2021-2030 de la OMS, se reconoce la seguridad del paciente como una prioridad de los sistemas sanitarios de calidad en todo el mundo, con el objetivo de avanzar hacia la eliminación de los daños evitables en el cuidado de la salud, reduciendo su impacto y eliminando sistemáticamente los riesgos que llevan a producir eventos adversos. 

La mejora continua en este ámbito se consigue, fundamentalmente, basándose en el aprendizaje a través de los errores y eventos adversos y a través de una cultura de trabajo en equipo, tejiendo una red de seguridad para el paciente, en la están implicados todos los profesionales (sanitarios y no sanitarios), y en la que involucra al propio paciente, familias y comunidad.

Es más, desde la visión más holística se considera que los daños causados no son fruto de un único fallo humano, sino de la interacción de procesos, acciones, relaciones entre los diferentes miembros del equipo, sistemas de comunicación, tecnología, normas, cultura y políticas de actuación. Es por ello que las acciones implicadas en la seguridad del paciente deben integrarse en todos y cada uno de los procesos, en un entorno que favorezca la cultura y el compromiso de todos.

Referencias