crea tu propio huerto en casa 

 

Es un hecho: los urbanitas que se han decidido por cultivar sus propias verduras son cada vez más numerosos. Así lo demuestran los datos de una investigación del Grupo de Estudios y Alternativas de la Universidad Politécnica de Madrid. Según este trabajo, de 9 zonas de huertos urbanos en el año 2000, se llegó a las 508 en 2015…y más de 20.000 en la actualidad.

Disponer de un vergel personal, por pequeño que sea, para el cultivo es un pequeño lujo que, en realidad, todo el mundo puede permitirse. No sólo fomenta el consumo responsable, porque evitamos comprar productos elaborados sin respetar el medio ambiente, sino que además nos hace entender los ciclos naturales a los que, dado el ajetreo de nuestra vida, no prestamos suficiente atención.

Obtener alimentos a través de huertos urbanos nos proporcionará una alimentación más natura que no requiere tantos productos químicos como en la agricultura industrial. Además, cuanto más tiempo le dediquemos a esta actividad menores serán nuestros niveles de estrés. Se trata de una forma excelente de reconectar con la naturaleza, invirtiendo nuestro tiempo libre.

Más allá de los huertos colectivos de las ciudades, fomentados por asociaciones y ayuntamientos, hay una manera más personal de convertirse en un agricultor urbano… y es instalar el huerto en nuestro propio domicilio. Una terraza, un balcón, un alfeizar, la azotea o un patio son ideales para iniciarse en esta afición. Si lo haces en jardineras, macetas o mesas de cultivo hechas a partir de materiales reciclados… mucho mejor para la naturaleza.

Primeros pasos

Antes de empezar a organizar nuestro huerto, hay un paso ineludible: asignarle un espacio. Es de suma importancia ya que determinará el alcance y el éxito del proyecto. Como es lógico, no sirve cualquier espacio de la casa, sino que debe contar con unas mínimas exigencias.

Debe ser un lugar que disponga de las máximas horas de luz natural. No será necesario que sea una luz directa, pero sí debe dejarse sentirse para alimentar las plantas que crezcan en este espacio.

El suelo tiene que contar con un buen sistema de drenaje, capaz de canalizar el agua sobrante a una salida. Si instalas este huerto en un espacio interior, puedes compensar la ausencia de desagües mediante bandejas que recojan el agua.

Dado que es imposible no ensuciarse con facilidad, ya que estas tareas así lo demandan. Por eso, es aconsejable tomar medidas para que no suponga un problema añadido. ¡Qué mejor idea que delimitar el espacio dedicado al huerto con tiestos y otros elementos decorativos!

Una vez, solucionados estos puntos tienes por delante decidir entre dos tipos de huertos, en función de la disposición de las plantas. ¿Prefieres horizontal o vertical? No desprecies la enorme ventaja que suponen los huertos verticales, que ahorran espacio y te dan más comodidad a la hora de trabajar.

Si es reciclado, es mejor

 Apostar por materiales reciclados es una fórmula doblemente ventajosa. Además de respetar la naturaleza, tiene un coste menor que nos permitirá asignar más recursos a otros elementos del huerto.

Las cajoneras y los armarios viejos son una buena plataforma para los huertos verticales, siempre que dejemos espacio para que haya suficiente luz. Si son de madera, debemos forrarlos con plástico antes de introducir la tierra.

En tu próxima visita a la frutería, no olvides pedir al frutero esas cajas de madera que desechan tras usarlas una vez. Son perfectas para este propósito. No solo las podrás mover con facilidad, sino que puedes disponer de ellas en módulos que separen tus plantas.

Si vas a usar una terraza amplia, los palets ofrecen las medidas perfectas para que puedas cultivar casi cualquier verdura. Con unas habilidades modestas, podrás crear un espacio práctico y bonito para tu nueva aventura, a poco que limes y embellezcas su madera.

¿Y qué planto?

Antes de pensar en semillas, céntrate en la tierra. La mejor es la que se encuentra en cualquier campo de labranza. Si es arcillosa, resulta conveniente mezclarla con sustrato para plantas, disponible en cualquier tienda especializada.

Como agricultor inexperto, hay una regla que ahorra muchísimos quebraderos de cabeza. Debes elegir plantas de temporada porque ahorran recursos como el agua y tendrás un espacio más sostenible. Además, lo más sensato es alternar plantas aromáticas (incluso flores) junto a las verduras. Muchas de estas plantas son un repelente natural para las plagas y hongos que ponen en riesgo tu cosecha.