Entrevista a Fátima Betegon, enfermera y campeona de kitesurf
Fátima es enfermera de nuestro centro asistencial en Ferrol, Galicia. Ella es campeona de kitesurf y este junio ha sido la ganadora de la división femenina de Twintip. Nos ha contado cómo combina el deporte con su vida profesional, cómo empezó en el kitesurf, la adrenalina que siente al practicarlo y cómo se prepara para las competiciones.

A principios de junio, te alzaste con el Campeonato Gallego de Kite Surf, en Twintip Femenino ¿Qué recuerdas de aquel día?
Recuerdo el cansancio en las primeras mangas. Fueron dos días de competición y esta edición no me cogió muy en forma, de hecho fui positivo en COVID a los pocos días. ¡Pero en el resto de las mangas ya no quería salir del agua, como me suele pasar siempre! También recuerdo celebrarlo con mis amigos, que son de lo mejor que me ha dado este deporte. La gente es estupenda, sana y divertida. Luego me metí en la cama y ya no salí durante los tres días siguientes.
¿Cómo preparas tu mente para dar lo mejor de ti en un campeonato?
Competir me pone muy nerviosa, así que intento hacer algo de yoga y ejercicios de respiración antes de entrar al agua para ir más calmada. En estos eventos hay mucha gente en el agua y chocar y liarse no es una cosa difícil.
¿Qué te llamó la atención de este deporte? ¿Cómo empezaste?
Vivo muy cerca de dos de los mejores spots de kite de la zona y siempre me había llamado la atención. Hacía surf, que es un gran deporte, pero a mí no me aportaba lo suficiente ya que nunca conseguí alcanzar un nivel con el que disfrutarlo realmente. Le faltaba adrenalina. Veía a la gente en el agua remontando las olas fácilmente, porque el trabajo duro lo hace la cometa, y pensaba: «yo quiero hacer eso».
Hace tres años, con mi crisis de los cuarenta en plena efervescencia y una situación emocional «regulera», vi que quedaba una plaza para un kitetrip en el Mar Rojo y me fui. Se me dio bien y, en cuanto regresé del viaje, vendí toda mi ropa y la tabla de surf y me compré mi primer equipo; con el que me metí en las playas de mi zona, que no son precisamente para principiantes. Rompí el equipo y también me llevé un par de sustos pero afortunadamente nunca sufrí lesiones importantes, sólo algunas cicatrices para la posteridad.
Desde entonces, mi vida gira en torno a este deporte y mirar la previsión de viento es mi primera tarea del día.
En un deporte de sensaciones como este ¿Qué sientes cuándo subes a una tabla?
Libertad. Claridad mental. Estar íntegramente en el momento presente, sobre todo si se trata de un spot difícil o las condiciones son duras. Al tener problemas de concentración, el kitesurf es como una especie de meditación para mí. Ya que si me despisto, pasan cosas, generalmente malas. No importa lo malo que haya sido el día, siempre mejora después de navegar y compartir un rato con tus compañeros de pasión.

¿Cómo es tu día a día cuando entrenas?
En el agua no entreno, disfruto. Es como mi patio de recreo. Ahora mi objetivo son las olas y estoy aprendiendo con La Boutique del Kite, ya que formo parte de su equipo.
En tierra practico yoga un mínimo de cinco días por semana, voy a entrenamiento funcional tres días y salgo a correr otro. Si no hay viento, voy a escalar o a andar en bici. También cuido lo que como y con quién y cómo empleo mi tiempo y energía. Un entrenamiento es más efectivo si abarca cuerpo y mente. ¡Sobra decir que no tengo tele!
¿Exige mucha disciplina física y mental?
Un nivel básico sólo exige tener ganas y controlar el miedo a todo lo que rodea este deporte: cometa, líneas, viento, agua… Pero nunca perderle el respeto. No deja de ser un deporte de riesgo y de vez en cuando se rompen cosas, ya sean líneas, cometas, tablas o algún que otro hueso.
Evidentemente, estar en buena forma tanto física como mental ayudará a progresar rápido. Como en cualquier otro deporte.
¿Cuáles son tus lugares favoritos para hacer Kite Surf? ¿Tienes algún destino soñado?
Me gustan los spot de olas como San Jorge, en Ferrol. Cuando las condiciones son las adecuadas, es inmejorable. También me gusta Rodanho, en Viana do Castelo, pero fuera de la temporada alta, cuando hay menos gente. Mi destino soñado es Mauricio, espero ir el año que viene. Este año iré a Phan Rang, en Vietnam.
Eres también enfermera ¿Cómo compatibilizas deporte y trabajo?
Tengo la suerte de trabajar en un centro asistencial, así que no hago noches y el horario es siempre el mismo. Eso permite que mis biorritmos también lo sean, por lo que hacer deporte es fácil.
¿Ser profesional de la sanidad te da una visión diferente de la práctica deportiva?
Eres más consciente de las múltiples y muy variadas lesiones que puedes sufrir. También hace que puedas socorrer a alguien con más seguridad si lo necesita.
Pero una visión de la vida que me ha dado esta profesión, es que estamos aquí muy poco tiempo, así que es mejor aprovecharlo al máximo haciendo lo que sea que te haga realmente feliz.
¿Cuáles son tus metas en este deporte?
Seguir mejorando y disfrutando al mismo tiempo. La competición ni ha sido ni es una prioridad, aunque me ha hecho muchísima ilusión a mis 43. ¡Yo nunca había ganado ni a las canicas!
