Algo se esconde entre las murallas de las villas medievales, que consigue llevar al visitante a épocas pasadas. La forma laberíntica de sus calles empedradas, las pequeñas ventanas con forja y las plazas que una vez fueron vivos mercados repletos de artesanos, ganaderos y comerciantes forman parte de ese encanto único que aún conservan muchos pueblos en España. Realizamos una ruta por algunas de las villas más emblemáticas donde perderte en un viaje a la Edad Media.

Olite, Navarra

El Palacio Real de Olite domina el paisaje de este pequeño pueblo navarro, que durante la Edad Media fue sede de la realeza. Este castillo, propio de un cuento, se construyó a finales del siglo XII sobre un antiguo asentamiento romano, pero fue durante el reinado de Carlos III El Noble cuando adquirió su mayor esplendor palaciego. Es imprescindible la visita a sus estancias reales, ver el jardín elevado de la Galería de la Reina y subir hasta la Torre del Homenaje, elevada a más de 40 metros. Como curiosidad, la villa esconde un entramado de galerías subterráneas del siglo XIV que, según la leyenda, sirvieron como pasadizos secretos para entrar y salir de palacio.

Pedraza, Segovia

Levantada entre los ríos Cega y Vadillo, su situación estratégica hizo que fuese un territorio poblado ya antes de los romanos. Pedraza está totalmente protegida por su muralla y cuenta con una sola entrada, la Puerta de la Villa, que sirvió también como cárcel pública. Los visitantes aún pueden ver las minúsculas celdas donde los presos esperaban su destino. Tras la puerta de entrada, se encuentra el conjunto urbano de Pedraza, con edificios tan bien conservados que han sido escenario de varias películas. Entre sus joyas arquitectónicas se encuentran la Plaza Mayor, rodeada de casones del siglo VI, así como el castillo, elevado por los árabes y reconstruido después durante la Edad Media. Se dice que entre sus paredes tomó refugio el Califa de Córdoba Abderramán III.

Besalú, Girona

Esta villa de la comarca de la Garrotxa es uno de  los conjuntos monumentales más relevantes y bien conservados del medievo catalán. Su origen data del siglo X, cuando se construyó el Castillo de Besalú como una fortaleza de defensa situada entre los ríos Fluviá y Capellades. Durante la Edad Media se convirtió en lugar de paso para múltiples culturas, que dejaron su legado en el patrimonio de la villa. La antigua iglesia del Monasterio de Sant Pere, la sala gótica de la Curia Real o la Casa Cornellá son algunas de las visitas imprescindibles. Destaca especialmente también el barrio judío de Besalú, donde en 1964 se descubrió el primer Micvé de toda España. Estos baños judíos consisten en una sala subterránea con una piscina de piedra que se utilizaba para purificar el alma.

Olvera, Cádiz

Situado en tierra de olivos con denominación de origen, Olvera forma parte de la ruta de los pueblos blancos de la Sierra de Cádiz. El paisaje de esta villa-fortaleza resulta impresionante, formado por un denso entramado de pequeñas casas blancas que se elevan en la roca, custodiadas desde lo alto por el Castillo de Olvera. La edificación militar fue construida por los árabes para defender la frontera del reino nazarí de Granada y en el siglo XIV fue tomada por las tropas castellanas, tras un duro asedio. Esta población es también la puerta al Parque Natural de la Sierra de Grazalema, y a menos de media hora en coche se puede visitar otra pequeña joya gaditana, Senetil Bodegas, famosa por sus casas excavadas en la montaña.