Los meses invernales pueden afectar a nuestras defensas y también a nuestro estado de ánimo. Podemos disfrutar de lo que bueno que nos aporta el invierno si cambiamos algunos de nuestros hábitos: podemos mejorar la alimentación, practicar deporte o dedicar algo de nuestro tiempo a la relajación.
Cada estación tiene sus peculiaridades, y el invierno puede provocar alteraciones tanto a nivel físico como emocional. Los días son más cortos y menos luminosos, y nuestras defensas disminuyen debido al estrés, a una alimentación desequilibrada o por la falta de descanso. Sin embargo, en esta época del año también apetece disfrutar de momentos de tranquilidad en casa, practicar deportes en la naturaleza y degustar deliciosos y saludables platos de cuchara.
RESERVAR TIEMPO PARA CUIDARNOS
La disminución de la luz solar tiene un efecto directo en nuestro estado de ánimo, puesto que está relacionada con la producción de serotonina y de vitamina D, un compuesto necesario para mantener el equilibrio mineral del cuerpo que, difícilmente, podemos obtener por otras vías. Por ello, es importante aprovechar los días soleados y realizar paseos al aire libre, exponiéndonos a los rayos solares al menos tres veces por semana. Dormir el tiempo suficiente, un mínimo de siete horas, y reservar tiempo para relajarnos son hábitos imprescindibles que reforzarán nuestras defensas. Dedicar unos minutos al día a realizar técnicas de respiración o ejercicios de mindfulness nos ayuda a dejar de lado las preocupaciones y nos centra en lo que sí es realmente importante.
CÓMO DAR ESQUINAZO A LOS VIRUS
La gripe es una de las protagonistas de estos meses, puesto que es un virus que se extiende con mayor facilidad en las temperaturas frías y húmedas. Además, en estas fechas permanecemos durante más tiempo en lugares cerrados, y eso favorece el contagio. La mejor fórmula para evitarla consiste en mantener unas defensas fuertes y adoptar algunos hábitos de higiene, como lavarnos las manos con asiduidad, ventilar las estancias y limpiar las superficies de contacto común.
ALIMENTOS DE TEMPORADA
La naturaleza es sabia y cada temporada ofrece alimentos que nos ayudan a mejorar nuestra salud y a reforzar el sistema inmunológico. La época del frío es un buen momento para aumentar el consumo de legumbres, gran fuente de proteínas, minerales y fibra, además apenas contienen grasas y ayudan a mantener una dieta equilibrada. Vegetales como la coliflor, un antioxidante que protege el corazón, o la remolacha y las alcachofas, son alimentos excelentes para regular la tensión arterial y eliminar toxinas. Las bajas temperaturas y los cambios bruscos de temperatura castigan especialmente nuestra piel, así que es importante un aporte extra de vitamina C y de ácidos grasos omega 3, presentes en pescados azules de temporada como la caballa y el atún, así como en los frutos secos y en las semillas de chía y linaza.
ACTIVAR EL METABOLISMO
El frío puede volvernos perezosos, pero practicar ejercicio físico, de manera habitual, es imprescindible para mantener sanos tanto el cuerpo como la mente. La forma más sencilla consiste en salir a caminar o correr unos minutos al día, contando con un buen equipamiento de abrigo y calentando previamente para evitar lesiones. El gimnasio puede ser un buen lugar para ejercitarse y evitar el frío. Una buena opción son deportes como la natación, el aeróbic o la bicicleta, además del yoga o las disciplinas que mezclan ejercicios gimnásticos y danza como la zumba.